Dos profesores de Salesianos Pamplona, voluntarios en Nigeria y Colombia
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Han cambiado las aulas de Sarriguren por las de sus destinos en la experiencia de voluntariado que están viviendo de la mano de la ONG Misiones Salesianas en el marco del programa de Voluntariado Misionero que organizan los Salesianos.

Iñigo Vélaz Lorente, profesor de Educación Física y Maite Piérola Asarta, profesora de inglés están viviendo estos meses de verano la experiencia de voluntariado misionero en Nigeria y Colombia, respectivamente.

Con niños y jóvenes especialmente vulnerables

Iñigo en Child Protection Centre de los Salesianos, ubicado en Onipetesi, Lagos (Nigeria). Casa Don Bosco es su nombre y es un centro de protección para niños y jóvenes que han vivido en situación de calle, donde actualmente residen 17 niños y 3 niñas.

Maite en Salesianos Calí en Colombia en una casa que cuenta con una escuela de media jornada a la que acuden los destinatarios antes de ir a su colegio; también hay en esa presencia una Casa de Protección para para chicos y chicas que están en proceso de reinserción en la sociedad. Además, se imparten cursos de mecánica y administrativo durante el año y cuenta con un oratorio o catequesis los sábados por la tarde.

“En estos tres ambientes, acompañamos, damos clases, charlas sobre comunicación, inteligencia emocional, apoyo a la lectura, deporte, hábitos saludables….  Y en el oratorio de los sábados ayudamos a las catequistas con los juegos y las oraciones. Principalmente hacemos lo que nos pidan y acompañar siempre a los chicos y chicas sin interferir en su rutina”, explica Maite.

E Iñigo completa: “Las actividades que realizamos aquí, mi compañera Ana y yo, son muy variadas ya que convivimos con los chicos y chicas durante todo el día. Hemos organizado juegos tradicionales, bailes, dibujos y presentaciones culturales, además de acompañarlos en momentos de oración, misa y el rosario diario. También hemos colaborado en la panadería de la casa y, durante nuestra estancia en Akure, ayudamos en la granja recogiendo cacahuetes y maíz. Actualmente, somos monitores en un campamento de verano con niños y niñas de toda la zona. Junto a voluntarios locales, damos clases y dinamizamos actividades; en mi caso, imparto matemáticas a los más pequeños y clases de fotografía”.

Una experiencia vital importante

Ambos, aunque en continentes diferentes, destacan el valor poderoso del optimismo de los chicos y chicas con los que trabajan. “Lo que más me ha llamado la atención es la amabilidad, la hospitalidad y la alegría constante de las personas aquí. No solo por el trato que he recibido personalmente, sino por cómo se relacionan entre sí. Son solidarios, y la dignidad se percibe en cada gesto y en cada interacción”, afirma Iñigo.

Y la acogida y acompañamiento que han recibido por parte de los responsables en los lugares que han trabajado y el programa de voluntariado, pendientes de sus necesidades e integrándolos en el equipo.” “Agradezco enormemente a Manu Iribarren, salesiano en Pamplona, por el acompañamiento de principio a fin, a Fabio Rojas salesiano colombiano y sus compañeros en la casa, a Verónica, mi compañera en esta experiencia de voluntariado, por todo su apoyo y cariño. Con la ayuda de todos he sentido que ha merecido mucho la pena y que con pequeños actos se pueden conseguir grandes cosas”, explica Maite.

Estoy convencido, continúa Iñigo, de que esta experiencia va a dejar una huella profunda en mí. Han sido muchos los momentos que me han marcado, especialmente al conocer las historias y el contexto de vida de los chicos y chicas del centro. Escucharles te remueve por dentro y te hace replantearte muchas cosas. Además, vivir la realidad del país (tan distinta a la europea), conocer su cultura, su forma de socializar, de organizarse, de compartir, e incluso de vivir la fe, ha sido un auténtico choque. Todo ha sido nuevo, diferente, y eso me ha obligado a abrir mucho más la mente. Desde mi relación con mis amigos y mi familia, pasando por mi labor como profesor, hasta mi implicación social y mi vida interior, creo que todas esas áreas pueden verse positivamente influenciadas por lo vivido aquí.

Voluntariado Misionero Salesiano

Para vivir la experiencia ambos participaron durante el curso escolar de la iniciativa del Voluntariado Misionero Salesiano, organizado por la provincia de Salesianos Santiago el Mayor, a la que pertenece Salesianos Pamplona (centro en el que son profesores) y la ONG Misiones Salesianas.

Con varios encuentros formativos a lo largo del curso, entre octubre y junio. Tiempos que sirvieron para conocer con quién iban a viajar y el país de destino. En total en este verano 49 personas de diferentes casas salesianas han participado en el Voluntariado Misionero Salesiano.

Tanto Iñigo como Maite valora muy positivamente esta formación: “necesaria para entender qué significa el voluntariado y cómo se organiza”, explica Maite. Y completa Iñigo, “es un tiempo de preparación que te ayuda a valorar si estás preparado para la experiencia, porque no es algo que sirva para todo el mundo ya que implica algunos sacrificios: tiempo, dinero, esfuerzo y sobre todo una gran disposición personal”.

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